Al alba, el asfalto despierta, se sabe nuevo, pero gris, como ayer y siempre. Escucha el coordinado movimiento de las cadenas que bailan al ritmo del musicleto que carga su acordeón en la espalda. Pequeñin recorre todo la vía con calma, conteniendo sus feroces piernas que desean acelerarse para intentar volar, y llevar el sonido de su instrumento a las aves.
domingo, julio 08, 2007
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