Me acuerdo aquellos años mozos de la infancia en que lloraba por todo, tomaba agua de limon desde la mañana y queria ser sacerdote.
Corria el año del 1993 y en casa era el hijo unico, pero ya venia el tormento chino femenino.
El 12 de julio de 1993 nació ella, mi hermana.
Conforme creció fue acabando con mis cosas. Las cajas de juguetes reportaban perdidas irreparables, los libros se desojaban o aparecían con rayones y mis tareas nunca estuvieron limpias, porque siempre queria ver que estaba haciendo.
Pasabamos horas y horas discutiendo por tonterías. Un día mama nos ato de las manos y nos sento en el suelo de espaldas hasta que prometieramos ya no reñir, tu estabas seria, con el caracter fuerte que te caracteriza y yo para variar lloraba. Estabamos chamacos, pero poco a poco nos fuimos tolerando o nos tirabamos al loco.
Tambien para sellar el pacto de paz, nos llevaron a un estudio fotografico, obvio, para sacarnos unas fotos juntos, como hermanos que eramos, que somos, que seremos.
El tiempo pasa, la gente crece, no me di cuenta en que momento, pero creció. Tal vez esos meses, dias o segundos en que yo me la pase enclaustrado en mi cuarto, fueron suficientes para perderme el actuar de la madre natura en mi hermana.
El dia que la guerra inicio en Afganistan, ella dijo a la hora de la comida - ¿Cuando va venir Dios a la tierra?, yo lo quiero aqui, con nosotros, para que se acabe la guerra y las cosas malas - .
Yo no pude más que sonreir y ver la esperanza en su rostro, esa esperanza que nos amarra a la vida, la esperanza de los niños.
Alguna vez quise darle un buen consejo sobre el amor, pero no pude, solo sé que lo integran dos cosas el gozo y el dolor, ahi se van combinando depende los días y las cosas que giran, fue lo que atine a decir.
Siempre he creído en la creación de mounstros, es por eso que no le doy consejos, porque tiene lo que me falta y con un poquito de las loqueras que yo hago en su cabeza, no se adonde dirigirá su camino.
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